El mundo tiene un tiempo limitado para actuar si quiere evitar los peores efectos del cambio climático.
Este año que comienza será decisivo para enfrentar el
cambio climático.
Estas son cinco razones por la que 2021 podría
confundir a los fatalistas y ver un gran avance en la ambición global sobre el
clima.
1.
La crucial conferencia climática
En noviembre de 2021, los líderes mundiales se
reunirán en Glasgow, Escocia, para trabajar en el sucesor del histórico Acuerdo
de París de 2015.
París fue importante porque fue la primera vez que
prácticamente todas las naciones del mundo se unieron para acordar que todas
necesitaban ayudar a abordar el cambio climático.
El problema fue que los compromisos asumidos para
reducir las emisiones de carbono en ese entonces no alcanzaron los objetivos
establecidos por la conferencia.
En París, el mundo acordó que para fines de siglo el
aumento de la temperatura global no estaría por encima de 2 °C respecto a los
niveles preindustriales. El objetivo era limitar el aumento a 1,5 °C, si era
posible.
Según los planes actuales, se espera que el mundo
supere el límite de 1,5 °C en 12 años o menos, y que alcance 3 °C de
calentamiento para fines de siglo.
Los países prometieron volver a reunirse cada cinco
años y aumentar sus objetivos de reducción de carbono.
Glasgow 2021 puede ser un encuentro en el que se
aumenten los recortes a las emisiones de carbono.
2.
Grandes reducciones de emisiones
El anuncio más importante sobre el cambio climático el
año pasado salió completamente de la nada.
En la Asamblea General de la ONU, el presidente de
China, Xi Jinping, anunció que su país tenía como objetivo convertirse en
neutral en emisiones de carbono para 2060.
Reducir el carbono siempre ha sido visto como una
tarea costosa, pero aquí estaba la nación más contaminante del mundo,
responsable de cerca del 28% de las emisiones mundiales, comprometiéndose a
cortar sus emisiones incondicionalmente, independientemente de si otros países
seguirán su ejemplo.
China no es la única en tener esta iniciativa.
En 2019, Reino Unido fue la primera de las principales
economías del mundo en asumir un compromiso legal de cero emisiones netas.
La Unión Europea hizo lo mismo en marzo de 2020.
Desde entonces, Japón y Corea del Sur se han sumado,
según estimaciones de la ONU, son ya más de 110 países que han establecido una
meta de cero neto para mediados de siglo.
El cero neto
significa que no estamos agregando nuevas emisiones a la atmósfera. Las
emisiones continuarán, pero se equilibrarán absorbiendo una cantidad
equivalente de la atmósfera.
Los países que se han puesto la meta de llegar al cero
neto representan más del 65% de las emisiones globales, y más del 70% de la
economía mundial.
Con la elección de Biden en Estados Unidos, la
economía más grande del mundo ahora se ha reincorporado al coro de reducción de
carbono.
Estos países ahora necesitan detallar cómo planean lograr sus nuevas aspiraciones, que serán una parte clave de la agenda de Glasgow.
3.
La caída del costo de las energías renovables
La caída del costo de las energías renovables está
cambiando por completo el cálculo de la des carbonización.
En octubre de 2020, la Agencia Internacional de
Energía, una organización intergubernamental, concluyó que los mejores esquemas
de energía solar ofrecen ahora "la fuente de electricidad más barata de la
historia".
Si los países aumentan sus inversiones en energía
eólica, solar y de baterías en los próximos años, es probable que los precios
caigan aún más, hasta un punto en el que comenzará a ser rentable cerrar y
reemplazar las centrales eléctricas de carbón y gas.
Esto significa que los activistas no tendrán que
presionar a los inversores para que hagan lo correcto.
Por su parte, los gobiernos saben que, al aumentar las energías renovables en sus propias economías, ayudan a acelerar la transición energética a nivel mundial, al hacer que las energías renovables sean aún más baratas y competitivas en todas partes.
4.
La pandemia lo cambia todo: La pandemia ha sacudido nuestra sensación de ser
invulnerables y nos ha recordado que es posible que nuestro mundo se trastorne
de formas que no podemos controlar.
En respuesta, los gobiernos están dando un paso
adelante con paquetes de estímulo diseñados para reactivar sus economías.
Y la buena noticia es que rara vez, si es que alguna
vez, ha sido más barato para los gobiernos realizar este tipo de inversiones.
En todo el mundo, las tasas de interés rondan el cero o incluso son negativas.
La Unión Europea y el nuevo gobierno de Joe Biden en
EE.UU. han prometido billones de dólares en inversiones verdes para poner en
marcha sus economías e iniciar el proceso de descarbonilación.
Ambos dicen que esperan que otros países se unan a
ellos, ayudando a reducir el costo de las energías renovables a nivel mundial. La
idea es que esto puede ayudar a que los rezagados en la reducción de carbono,
como Brasil, Rusia, Australia y Arabia Saudita, se animen a recortar emisiones.
La mala noticia es que, según la ONU, los países
desarrollados están gastando un 50% más en sectores vinculados a los
combustibles fósiles que en energías bajas en carbono.
5.
Los negocios también se está volviendo verdes
Existen sólidas razones económicas para ello.
La lógica ya se está desarrollando en los mercados.
Solo este año, el vertiginoso precio de las acciones de Tesla la ha convertido
en la empresa automotriz más valiosa del mundo.
Mientras tanto, el precio de las acciones de Exxon,
que llegó a ser la compañía más valiosa del mundo, cayó tanto que fue expulsada
del Promedio Industrial Dow Jones de las principales corporaciones
estadounidenses.
El objetivo es hacer que sea obligatorio para las
empresas y los inversores demostrar que sus actividades e inversiones están
dando los pasos necesarios para la transición a un mundo de cero emisiones
netas.
Setenta bancos centrales ya están trabajando para que
esto suceda, y la integración de estos requisitos en la arquitectura financiera
mundial será un enfoque clave para la conferencia de Glasgow.
Para tener una posibilidad razonable de alcanzar el
objetivo de 1,5 °C, debemos reducir a la mitad las emisiones totales para fines
de 2030.
Esto implicaría lograr cada año la reducción de
emisiones que hubo en 2020 gracias a los confinamientos masivos debido a la
pandemia. Las emisiones, sin embargo, ya están volviendo a los niveles que
tenían en 2019.
La verdad es que muchos países han expresado grandes
ambiciones de reducir el carbono, pero pocos han implementado estrategias para
alcanzar esos objetivos.
El desafío para Glasgow será lograr que las naciones
del mundo se adhieran a políticas que comenzarán a reducir las emisiones ya.
La ONU dice que quiere ver el carbón eliminado por
completo, el fin de todos los subsidios a los combustibles fósiles y una
coalición global para llegar al cero neto para 2050.
Comentarios
Publicar un comentario