Ir al contenido principal

Estado actual

El año 2020 comenzó con lo que parecía una ola imparable de cambio de hábitos en pro de la lucha contra el cambio climático. Por fin, las voces científicas y los movimientos ecologistas como Fridays for future habían calado tanto en la sociedad como los gobiernos, que ya dirigían sus estrategias hacia la transición verde. Sin embargo, lo que parecía ser el año para cambiar de rumbo hacia un planeta más verde, se convirtió en un año marcado por una crisis económica y de salud sin precedentes. De este modo, los esfuerzos climáticos fueron relegados a un segundo plano, eclipsados por la irrupción de la pandemia.
Y aunque en este año hemos sido testigos de una breve y nunca vista disminución de las emisiones, lo cierto es que este solo fue un efímero respiro para el planeta ya que las emisiones de CO2 han vuelto a registrar niveles récord y siguen aumentando, y necesitamos reducir las emisiones y lograr la neutralidad en materia de carbono para 2050.
La urgencia de esta misión es cada vez mayor: el mundo no está en condiciones de mantenerse por debajo de los objetivos del Acuerdo de París. Así lo muestra el informe “United in Science 2020”, En él se destacan los efectos cada vez más acusados e irreversibles del cambio climático, que afectan a los glaciares, los océanos, la naturaleza, las economías y las condiciones de vida de los seres humanos y que a menudo se dejan sentir a través de peligros relacionados con el agua como la sequía o las inundaciones. La Covid-19 ha obstaculizado nuestra capacidad para realizar una vigilancia exhaustiva de estos cambios a través del sistema de observación mundial.

En primer lugar, las emisiones globales de dióxido de carbón fósil, que son aquellas procedentes del uso de combustibles fósiles y la industria, alcanzaron un récord en 2019 de 36,7 Gigatoneladas. Durante el 2020 se observan anomalías relacionadas con el periodo de confinamiento y parón de la economía global que hizo disminuir en abril un 17% las emisiones en comparación con los promedios globales diarios en 2019.

Los Gases de Efecto Invernadero en la atmósfera han seguido aumentando hasta alcanzar nuevos registros. Esto se debe a que el balance de las concentraciones atmosféricas es el resultado de las emisiones actuales y pasadas y del período de vida sumamente prolongado de ese gas. Este es uno de los puntos más críticos en la lucha contra el cambio climático ya que las reducciones sostenidas de las emisiones son necesarias para estabilizar el aumento de la temperatura global.



En este sentido, el informe revela que la temperatura media mundial de la superficie para el período 2016-2020 estará entre las más cálidas de cualquier período equivalente registrado. En concreto, se estima que actualmente es 1,1 °C superior a la media de la etapa preindustrial (1850–1900). Y lo más preocupante, existe alrededor de un 20% de probabilidad de que la temperatura media global supere temporalmente los 1,5 °C por encima del nivel preindustrial en el período comprendido entre 2020 y 2024.

En consecuencia, el cambio climático inducido por el hombre está afectando a los sistemas de sustentación de la vida, lo que provoca diferentes efectos en cascada para los ecosistemas y la seguridad humana como:

Deshielo del Ártico y aumento del nivel del mar

El ritmo de subida del nivel medio del mar a escala mundial de 2006 a 2015 es ya de 3,6 milímetros anuales, un valor sin precedentes para el conjunto del siglo pasado. El océano global cubre el 71% de la superficie terrestre y otro 10% de la misma está cubierta por glaciares o capas de hielo, lo que llamamos criosfera. El océano y la criosfera sostienen hábitats únicos y están interconectados con otros componentes, lo que provoca que cualquier cambio en el nivel de estos dos componentes afectará gravemente al clima terrestre y a la vida submarina.



Articulo Original Aquí

Comentarios